Los lazos sociales y familiares que Miami tiene con América Latina son muy conocidos. Lo que puede ser menos obvio son sus conexiones de red. Miami es una de las cinco principales ciudades más conectadas del mundo. La creciente industria de las telecomunicaciones de Miami, que incluye el movimiento eMerge Americas, ha obtenido el nombre de la Playa de la Silicona (“Silicon Beach”). Alrededor del 90% del tráfico de datos de América Central y del Sur pasa por la instalación de punto de acceso a la red (Network Access Point, NAP) de Verizon Terremark, que se encuentra en el centro de Miami. El desarrollo de Miami como un centro de tecnología para América Latina ha atraído la atención de los principales protagonistas de la industria quienes, recientemente, abrieron oficinas regionales en Miami, como Facebook y Apple, además de líderes gubernamentales que están invirtiendo en la infraestructura de Miami para poder brindar un mejor respaldo a esta industria en crecimiento.
A noventa millas de distancia de la quinta ciudad más conectada del mundo se encuentra el segundo país peor conectado del mundo. Según un estudio, solo el 3,4% de los hogares cubanos cuenta con acceso a Internet. Lo que para algunos aparentemente puede ser una falla tecnológica, para muchos es una crisis social. De hecho, la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba ha lanzado la iniciativa “Connect Cuba” y asegura que la falta de conectividad de telecomunicación de Cuba es una violación de los derechos humanos.
Mientras que otras industrias enfrentan la resistencia política de quienes se oponen a realizar inversiones o negocios con Cuba por miedo a que solo salga ganando el gobierno cubano, la industria de las telecomunicaciones tiene una postura diferente. Tradicionalmente, la industria de las telecomunicaciones se ha vinculado con el libre intercambio de información y ha facilitado la exposición y el contacto fuera de Cuba, algo que la mayoría concuerda, independientemente de la convicción política, que es vital para cualquier esfuerzo de reforma social.
En abril de 2009, años antes de que tuvieran lugar las actuales conversaciones de “Cuba pos-sanciones”, la administración de Obama anunció una serie de cambios en la política de los EE. UU. para autorizar mayores conexiones de telecomunicación con Cuba. Estas revisiones de la política en 2009 prometían lograr un gran avance para iniciar relaciones entre las empresas de telecomunicaciones de los EE. UU. y Cuba:
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Los proveedores de red de telecomunicación de los EE. UU. estaban autorizados a firmar acuerdos para establecer instalaciones satelitales y cable de fibra óptica para conectar a los EE. UU. y a Cuba.
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Los proveedores de servicios de telecomunicación de los EE. UU. estaban autorizados a firmar acuerdos de servicio de itinerancia (“roaming”) con Cuba.
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Los proveedores de servicios de radio satelital y televisión satelital de los EE. UU. estaban autorizados a firmar acuerdos para proporcionar servicios a clientes en Cuba.
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Los ciudadanos estadounidenses estaban autorizados a contratar y pagar a proveedores de servicio de los EE. UU. y de otros países por servicios de telecomunicaciones, radio satelital y televisión satelital brindados a personas en Cuba (con la excepción de ciertos funcionarios gubernamentales cubanos).
A pesar de estas aprobaciones legales, hubo muy pocas personas interesadas. ¿El problema? Falta de claridad. Por ejemplo, las empresas de telecomunicaciones no sabían exactamente cuán cerca al territorio cubano se podía instalar un cable de los EE. UU. Las incertidumbres legales se traducían en exposición financiera. Esto probablemente contribuyó a que las empresas de telecomunicaciones estadounidenses decidieran que el análisis costo-beneficio aconsejara no trasladarse a Cuba.
El anuncio de diciembre de 2014 de la Casa Blanca sobre su plan de renovar las relaciones diplomáticas con Cuba revitalizó los esfuerzos para incitar a las empresas de telecomunicaciones estadounidenses a ingresar a Cuba, ya que se permitió a las empresas de los EE. UU. vender dispositivos de comunicaciones en Cuba y trabajar en proyectos para mejorar la infraestructura de telecomunicación obsoleta de Cuba.
Algunas semanas atrás, la administración de Obama emitió nuevas revisions en el Reglamento de Control de Bienes Cubanos (Cuban Assets Control Regulations, CACR) y la Normativa de Administración de la Exportación (Export Administration Regulations, EAR) que entraron en vigencia el 21 de septiembre de 2015. Estas reglamentaciones proporcionan mejor orientación a las empresas de telecomunicaciones:
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Las empresas de telecomunicaciones de los EE. UU. pueden establecer una presencia física en Cuba, lo que incluye empresas conjuntas con entidades cubanas, con el fin de proporcionar ciertos servicios de telecomunicación y basados en Internet.
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Las empresas de telecomunicaciones de los EE. UU. están autorizadas a firmar acuerdos de licencias relacionados con ciertos servicios de telecomunicación y basados en Internet y para comercializarlos.
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Las empresas de telecomunicaciones de los EE. UU. pueden importar aplicaciones móviles de origen cubano a los EE. UU. e, incluso, contratar a ciudadanos cubanos para desarrollarlas.
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Las empresas de telecomunicaciones de los EE. UU. están autorizadas a proporcionar ciertos servicios relacionados con los dispositivos de comunicación que se exportan a Cuba, lo que incluye la capacitación relacionada con la instalación, la reparación o el reemplazo de dichos artículos.
Estas autorizaciones y aprobaciones sobre lo que las empresas de telecomunicaciones de los EE. UU. pueden hacer en Cuba parecen haber dado resultado: a principios de este mes, Sprint se convirtió en la primera compañía de servicios inalámbricos de los EE. UU. que firmó un acuerdo de itinerancia (“roaming”) directo con la empresa de telecomunicaciones operada por el gobierno cubano, Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (ETECSA); dicho acuerdo permite que los clientes de Sprint que visitan la Isla sigan usando sus teléfonos como lo hacen en los EE. UU. Esto afianzó la posición de Sprint como protagonista clave en la industria de telecomunicaciones de los EE. UU. en Cuba; desde junio de este año, Sprint también firmó un acuerdo directo de interconexión de larga distancia con ETECSA, lo que permite a los clientes estadounidenses realizar llamadas directamente a Cuba.
Mientras que ya se ha esperado que las industrias de turismo y hospitalidad de Miami se beneficien del aflojamiento de restricciones con Cuba, la industria de las telecomunicaciones de Miami debería estar prestando atención. El territorio de telecomunicación casi inexplorado de Cuba presenta muchas oportunidades para la Playa de Silicona de Miami.