Los inversores estadounidenses han conseguido llegar a Cuba. A comienzos de Febrero, el Departamento del Tesoro de EE. UU. aprobó la primera inversión estadounidense de importancia en Cuba desde 1959: la fábrica de tractores Oggún. Esta planta representa una inversión de entre 5 y 10 millones de USD por parte de una empresa estadounidense en Cuba.
Ambos países parecen serios acerca de seguir adelante con su relación comercial recientemente recuperada. EE. UU. y Cuba han suscrito un acuerdo para reanudar los vuelos comerciales entre ambos países la misma semana que el Ministro de Comercio Exterior e Inversión Extranjera de Cuba, junto con otras autoridades del Ministerio de Relaciones Exteriores, del Banco Central de Cuba y de la Cámara de Comercio cubana, han viajado a reunirse con el Secretario de Comercio de EE. UU. para analizar cómo ambos países pueden estrechar las relaciones comerciales bilaterales.
Aunque el enfoque de la retórica de los políticos y del análisis de los expertos ha estado en lo que los estadounidenses tienen permitido hacer, o en lo que los estadounidenses deben querer hacer en Cuba, debe prestarse atención a lo que Cuba quiere de sus inversores.
Cuba quiere inversores
En primer lugar, no cabe duda de que Cuba quiere inversores.
En septiembre de 2013, Cuba creó la Zona Especial de Desarrollo Mariel. Este puerto de 900 millones de USD fue creado en noviembre de 2013, 48 kilómetros al oeste de La Habana, con el propósito específico de atraer la inversión extranjera. Mariel ya les resulta familiar a muchos estadounidenses, pero lo recuerdan por la masiva crisis de los balseros de 1980 que llevó a miles de refugiados cubanos a las costas de Estados Unidos. En lugar de ser un punto de partida, Mariel ahora es un destino para el capital extranjero.
Pocos meses después de la creación de la Zona de Desarrollo Especial, la Asamblea Nacional de Cuba aprobó unánimemente la Ley de Inversión Extranjera (Ley 118) el 29 de marzo de 2014. La Ley 118 promete a los inversores extranjeros exenciones tributarias y garantías legales para sus inversions.
Estas propuestas de gran repercusión para los posibles inversores extranjeros no fueron hechas, sin embargo, sin determinadas condiciones.
Cuba quiere inversiones en sectores específicos
La Ley de Inversión Extranjera define, entre otras cosas, cuáles instrumentos de inversión están permitidos, cómo pueden transferirse las acciones de inversión, quiénes pueden ser contratados para trabajar en los proyectos de inversión y cómo pueden resolverse las disputas.
Cuba ha especificado también en qué quiere que inviertan los extranjeros. El año pasado, Cuba publicó una Cartera de Oportunidades de Inversión Extranjera detallando 326 proyectos en doce sectores propicios para la inversión extranjera:
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Turismo (94 proyectos)
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Petróleo (86 proyectos)
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Agricultura y alimentos (40 proyectos)
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Energía renovable (22 proyectos)
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Industrial (21 proyectos)
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Minería (15 proyectos)
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Transporte (15 proyectos)
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Construcción (14 proyectos)
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Biotecnología y medicina (9 proyectos)
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Negocios (4 proyectos)
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Salud (3 proyectos)
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Audiovisual (3 proyectos)
El número más alto de proyectos fue, como cabía esperar, en el sector del turismo. La política oficial de Cuba sobre la inversión en turismo es dirigir el capital extranjero hacia la construcción o reconstrucción de nuevos hoteles y las correspondientes infraestructuras. El Presidente de la Cámara de Comercio de Cuba ha destacado la necesidad de incrementar las capacidades y estándares hoteleros en La Habana y otras ciudades patrimonio. Hasta la fecha, se han firmado 74 contratos de comercialización y administración hotelera, y estos incluyen casi 20 contratos con empresas extranjeras.
Curiosamente, Cuba ha expresado su deseo de atraer cadenas extranjeras a sus costas y se dice que está trabajando para suscribir acuerdos con cadenas de renombre internacional en 58 instalaciones. Cuba además está fomentando el desarrollo inmobiliario, lo que incluye campos de golf, marinas y parques temáticos. Cuba ha predicho que será uno de los principales destinos del Caribe para jugar al golf y ya ha creado dos empresas conjuntas, con inversores británicos y chinos, responsables de la construcción de hoteles. Se dice que estos proyectos alcanzan un valor de 400 millones de USD.
Para intensificar sus esfuerzos por atraer inversión en el sector del turismo, Cuba está organizando este año su 36ª Feria Internacional del Turismo (FITCUBA 2016), la que estará dedicada a la cultura de Cuba y contará con la presencia de Canadá como invitado de honor. Cada año, Canadá representa una de las mayores fuentes de visitantes a Cuba.
En particular, The Beacon Council, el organismo oficial de desarrollo económico del Condado de Miami-Dade, ha identificado siete industrias objetivo en las que deben enfocarse los líderes empresariales de Miami:
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Aviación
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Banca y finanzas
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Diseño creativo
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Hotelería y turismo
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Tecnología de la información
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Ciencias biológicas y cuidado de la salud
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Comercio y logística
La coincidencia entre las listas de industrias objetivo de Cuba y Miami, junto con la proximidad geográfica entre Miami y Cuba, y la oferta de profesionales que hablan español hacen de la ciudad un protagonista principal evidente en el desarrollo del sector empresarial de Cuba.
Existen, no obstante, determinados sectores en los que Cuba no permitirá la propiedad privada.
Cuba no quiere inversiones en sectores específicos
En particular, en diciembre pasado el Granma, periódico oficial de Cuba, publicó un artículo titulado: “Abrir también la mentalidad a la inversión extranjera”, instando al pueblo cubano a acoger la inversión extranjera. Las autoridades cubanas han reiterado que estos cambios en la política económica no pondrán en peligro al régimen socialista del país. Las políticas de Cuba prohíben expresamente la inversión en sectores que puedan amenazar el panorama político cubano.
Por ejemplo, la Ley de Inversión Extranjera considera ilegal que un extranjero invierta en servicios educativos para cubanos y en las fuerzas armadas. La Constitución de Cuba también señala que prensa, radio, televisión, industria cinematográfica y otros medios de comunicación de masas de Cuba nunca puede ser propiedad privada.
Estos resguardos son coherentes con las promesas del gobierno cubano ante su gente: Cuba sólo está importando el capital de los capitalistas, no sus ideologías.
Aunque se ha dicho que el lucro es apolítico, los inversores no deben pasar por alto los ribetes políticos de las nacientes reglamentaciones de Cuba sobre inversión extranjera, ya que estas pueden afectar las oportunidades de inversión.